Un megaorganismo lacustre

En el corazón de Croacia, el Parque Nacional de los Lagos de Plitvice alberga un espectáculo natural difícil de encontrar en otro lugar: una red de 16 lagos interconectados por más de 90 cascadas que fluyen de uno a otro en distintos niveles. Este sistema se ha formado a lo largo de miles de años gracias a la acción de aguas cargadas de minerales que depositan travertino, una piedra caliza porosa, y moldean diques naturales en constante transformación. Es un ecosistema dinámico en el que el agua, la vegetación y las bacterias trabajan juntas para construir, deshacer y reconstruir los paisajes con resultados sorprendentes.

Lo fascinante de Plitvice no es solo su belleza, sino su funcionamiento como un megaorganismo: cada lago influye en los demás, y cualquier alteración – como cambios en la temperatura, el caudal o la composición química – puede tener efectos en cadena. La calidad del agua, por ejemplo, está directamente relacionada con la salud de las algas y musgos que permiten que el travertino se forme. Este tipo de interdependencia convierte al parque en un gran organismo vivo, donde se puede observar cómo pequeños procesos biológicos mantienen en pie una estructura tan compleja como delicada.

Foto: National Geopraphic