Para las suricatas -una especie de mangosta- del desierto del Kalahari, en el sur de África, la supervivencia es un esfuerzo de grupo. Los centinelas buscan el peligro y los adultos de menor rango, en su mayoría hembras, alimentan y cuidan a las crías de la hembra mayor.
No está claro cómo afectará el cambio climático a las suricatas del Kalahari, pero unos veranos más calurosos y secos podrían reducir su número.