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Edición del 04 / 12 / 2025
               
04/12/2025 09:21 hs

Cobraron un flete ilegal con cerdos, los comieron y terminaron presos

Villa Mercedes - 04/12/2025 09:21 hs
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El encargado de un campo denunció que sustrajeron 16 porcinos, pero los hermanos fleteros dijeron que ellos solo cargaron nueve. Los efectivos recuperaron dos cerdos y partes de otro. A pesar de estar faenados y listos para asar, el denunciante los reconoció como propios. Hay tres detenidos, imputados por el abigeato, que se echan la culpa los unos a los otros.
Sin el pan y sin la torta. El negocio ya tenía ribetes más que sospechosos. Trasladar animales de un campo, a hurtadillas, en la quietud de la madrugada, no dejaba mucho lugar para imaginar que eso no era otra cosa que un robo. Pero un par de hermanos de Villa Mercedes, que se ganan la vida como fleteros, necesitaban la plata y lo vieron por el lado de que eso también era trabajo, otra contratación a su servicio de transporte. Los hombres que les propusieron ir hasta un campo no muy lejano a Juan Llerena, para traer unos cerdos, les hicieron una oferta que no pudieron rechazar. Les ofrecieron medio millón de pesos. No se resistieron y aceptaron hacer el misterioso flete. Según comentaron los choferes, sus clientes cargaron nueve cerdos en su camión.

Cuando llegaron al domicilio de uno de los hombres que los contrató, las palabras del acuerdo sobre el pago de 500 mil pesos se las llevó el viento y los fleteros se tuvieron que conformar con recibir dos cerdos cada uno como parte de pago. Ahí ya sintieron que perdieron.

No tenían idea de que perderían todavía mucho más. A los pocos días, luego de varias averiguaciones, les cayeron a sus viviendas los policías del Departamento de Investigaciones (DDI). Llevaban una orden de allanamiento, pedida por un fiscal y avalada por un juez, para requisar sus viviendas y, de hallar lo que buscaban, los retirarían de sus casas esposados. En los domicilios de los fleteros no encontraron ninguno de los 16 cerdos que el encargado de la empresa Central Ganadera denunció como sustraídos, pero los transportistas dijeron su verdad.

Contaron que unos hombres los contrataron para hacer un flete a mitad de la noche, alrededor de las 4, que solo trasladaron nueve porcinos y que no les pagaron lo conversado. Les abonaron con dos pares de cerdos a cada uno, de los que ya no quedaban ni rastros. Ahí nomás los hicieron pasar al otro mundo. Los faenaron, los asaron y los degustaron.

Pese a su colaboración no se salvaron de estar un día en el calabozo de una comisaría, vinculados a la causa de abigeato. Y, en eso que transcurrieron el encierro, se enteraron de que también se tenían que olvidar de su medio de trabajo: el camión. Luego de revisar el historial del vehículo, los policías descubrieron que el rodado tenía un pedido de captura por robo en La Plata, Buenos Aires.

Los hermanos aclararon que ellos lo adquirieron de buena fe. Dijeron que lo compraron en Córdoba y los que se los vendieron le entregaron un papel de compra y venta. Tal documento no tiene valor ante un pedido de secuestro vigente de la Justicia, por lo que ni el camión pudieron salvar. Lo secuestraron y seguramente lo llevarán próximamente a la capital bonaerense.

Perder como la guerra

El robo de los animales fue denunciado el viernes 14 de noviembre. Baigorria, el encargado de un campo, ubicado en la ruta 27, a medio camino entre Juan Llerena y Villa Mercedes, explicó que trabaja para una empresa cordobesa llamada Central Ganadera. En ese sector rural situado en cercanías a Juan Llerena la compañía tiene numerosos lotes con corrales, con unos 4 o 5 mil cerdos. Se dedican a la crianza de esos animales, para luego venderlos vivos.

Dijo que en una revisión rápida notó que uno de los que ellos llaman corrales, pero en realidad son una especie de jaulas, estaba vacío. Cada uno de esos lotes tienen 16 porcinos, de entre 25 y 30 kilos.

A los pocos días, las averiguaciones del DDI, a cargo del comisario Germán Gómez, permitieron dar con el vehículo en el que había sido transportado el botín.  El análisis de las cámaras de seguridad, junto con algunas tareas de vigilancia, los condujeron a un camión Ford F-7000.

La noche del jueves 20 del mes pasado, los investigadores interceptaron al Ford de las sospechas en la calle. A bordo había dos hombres de 33 y 35 años. Explicaron que eran hermanos y hacían fletes, de mudanzas, transporte de arena o ripio. Les relataron que hacía como una semana fueron contratados por otras personas para trasladar cerdos de un campo y luego repartirlos en distintos domicilios de Villa Mercedes.

EL 21 de noviembre cuando demoraron a los fleteros y los tres presuntos cuatreros.

Esos datos fueron cruciales para que el personal del DDI arribara a los verdaderos cuatreros. Sin perder el tiempo, al día siguiente, hicieron tres allanamientos. Una de las requisas fue en una vivienda de La Ribera. Allí secuestraron un lechón, ya faenado, y aprehendieron a un joven de 23 años. Luego se dirigieron al barrio Eva Perón 1. En el lugar hallaron otro cerdo faenado y aprehendieron a un hombre de 33 años. El último procedimiento fue en un domicilio del barrio Virgen de Pompeya. Los efectivos descubrieron una carabina calibre 22 y arrestaron a otro sospechoso de 32 años. En todos los casos, incautaron también celulares.

Los cinco estuvieron demorados por averiguación de antecedentes y medios de vida, una potestad que tiene la Policía para retener a alguien, un sospechoso, en una comisaría mientras chequea datos y espera la resolución, en este caso, del fiscal instructor 4, Leandro Estrada. Además de aprehenderlos, los oficiales del DDI le elevaron al funcionario el sumario digitalizado de toda la investigación.

Pero el representante del Ministerio Publico Fiscal (MPF) no llegó a revisar y analizar toda la evidencia antes de que se cumplieran las 24 horas del protocolo de aprehensión. Y, el sábado 22 de noviembre, los dos fleteros y los tres presuntos cuatreros fueron liberados.

Este martes 2 de diciembre, después de que Estrada evaluara el sumario llegó a la conclusión de que había evidencia suficiente para endilgarles a los supuestos cuatreros el robo de los cerdos. Uno es de apellido Gómez, quien ya tiene antecedentes por abigeato, otro es Muñoz, que también estuvo involucrado en un robo alguna vez y el último se apellida Rivarola, detalló una fuente. Ese último es el nexo con la empresa Central Ganadera. El sospechoso trabajaba para una compañía tercerizada que realizaba mantenimiento en ese campo. Por eso conocía el lugar y la ubicación de cada sector.

Por segunda vez los efectivos del DDI, con el apoyo de sus pares del Comando Radioeléctrico y de la Comisaría 11°, hicieron nueve allanamientos en Villa Mercedes, entre los que estaban los domicilios que habían requisado semanas atrás. Esa vez los procedimientos no fueron para inspeccionar los lugares, sino directamente para detener a Gómez, Muñoz y Rivarola. Por fortuna, los hallaron pese a saberse ya investigados y haber tenido tiempo suficiente para huir porque fueron liberados la primera vez.

La mañana de este miércoles, los tres fueron llevados a los tribunales. El fiscal instructor los imputó por “abigeato agravado”. Mientras la defensa del trío requirió seis días de prórroga del arresto, por lo que permanecerán tras las rejas hasta el martes.

Trascendió que cuando los policías les cayeron por segunda vez, ya sin medias tintas, sino para la detención, entre los sospechosos comenzaron a echarse la culpa. “Aquel fue el que nos llevó”, señaló uno, pero “fue aquel el que tiró el dato”, le echó en cara el otro.

No solo los datos, los reproches que nacieron de parte de uno y otro, los complicó sino que también la palabra del denunciante. Los policías le llevaron al hombre lo que recuperaron, dos cerdos faenados y pedazos de otro. Aun así, en ese estado, más listos para el asador que otra cosa, los reconoció como los del lote robado, porque esos cerdos tienen la particularidad de ser de pelaje blanco, precisó otro informante. Aunque estaban faenados, Baigorria dijo que pertenecían a esa empresa porque es la única en la ciudad que trabaja con porcinos de ese pelaje.

Y cuando le informaron que uno de los detenidos es Rivarola, rápidamente el denunciante lo identificó como el empleado de una compañía tercerizada que trabaja con ellos. El hombre, de todas formas, insiste con que robaron 16 cerdos, pero los fleteros sostuvieron que ellos solo llevaron nueve. Cuatro de esos nueve ya son historia, los hermanos del flete no aguantaron el antojo, no quisieron esperar a las fiestas de Fin de Año y se agasajaron con los lechones a los pocos días.

Los investigadores calculan que los otros animales que restan también fueron servidos en una mesa. Aunque no niegan que pudieron participar otros delincuentes. A Central Ganadera no le sirven los cerdos ya muertos; pero al menos los procedimientos resultaron útiles para ponerle un freno a los cuatreros, que en esa zona estaban muy activos.

Más allá de los 16 o nueve cerdos, en este abigeato, nadie perdió más que los hermanos fleteros. No les pagaron con el medio millón de pesos prometido, lo hicieron con cuatro cerdos, que desaparecieron a la velocidad de la luz, y se quedaron sin su herramienta de trabajo y movilidad por la que, como si fuera poco, habían pagado.

El Chorillero.
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