Esta espectacular fotografía del argentino Luciano Andrés Richino muestra la belleza de las alas de una polilla crepuscular -Chrysiridia rhipheus- con un aumento de 20 veces su tamaño real.
Los excepcionales colores y brillos de estas alas no se deben a pigmentos, sino a dos fenómenos físicos muy particulares. El primero de ellos es la iridiscencia: sus alas están cubiertas de escamas de cutícula en forma de cinta de modo que esta cutícula se reparte de manera desigual en ellas -algunas zonas tienen más capas que otras- y dejan lugar al aire.
Las ondas de luz reflejadas en estas capas de cutícula y aire interactúan y se reflejan con mayor o menor intensidad en función de la zona, dando lugar a estos colores. Por otro lado se da el fenómeno de polarización de la luz, es decir, al ser las escamas planas por una parte y curvas en la zona exterior, la luz que impacta en una escama rebota en un ángulo de 90º volviéndose a reflejar en la siguiente, lo que favorece el reflejo de diferentes colores.
Fotografía finalista en el certamen de microfotografía Nikon Small World 2018